La
filosofía - se ha dicho en muchas ocasiones- es la madre de todas las ciencias,
pues los conocimientos filosóficos sirven de base para muchas ciencias, entre
estas las experimentales. Toda ciencia
tiene como base presupuestos de origen filosófico, y en el caso de la
Teología, y la Moral, no hay excepción.
Particular
atención merece la filosofía aristotélica, pues esta da muchas bases
filosóficas para el estudio de los valores, la virtud, e incluso, para la
Teología. Aristóteles es un prolijo filósofo, del cual se han tomado muchas de sus
enseñanzas filosóficas para el estudio de la naturaleza desde una perspectiva
filosófica, también el estudio de los actos de la mente humana, de los cuales
se ocupa la Lógica, de la existencia incluso de Dios, desde la razón, objeto de
estudio de la Teodicea, y tantas otras ramas de la filosofía, que toman en
cuenta los aportes de Aristóteles a la
filosofía.
La
Ética o Filosofía moral no se queda atrás, pues el Estagirita en sus obras de Ética
hace aportes al estudio del obrar moral de la persona. Tres tratados
aristotélicos destacan es este aspecto: Ética a Nicómaco, Ética a Eudemo, y la Gran Ética.
En
el centro de interés de los estudiosos de Aristóteles, ha merecido un puesto
privilegiado el primer tratado, Ética a
Nicómaco, pues ahí intenta Aristóteles señalar la responsabilidad moral del
individuo en cuanto a su obrar, pues todo obrar, tanto bueno como malo
moralmente trae consecuencias, y es lo que Aristóteles pretende con sus
tratados, orientar el obrar del individuo.
Estos
tres tratados, junto al tratado de Política,
recogen lo que Aristóteles denomina ciencia practica o ciencia política[1], ese
saber que busca orientar al ciudadano tanto en su obrar individual como en su
obrar dentro de una sociedad, lo que denota la metodología peculiar de Aristóteles
al momento de enseñar su doctrina en estos tratados.
Historiadores
como Iñaki Yarza[2]
sostienen la finalidad práctica de la Ética aristotélica, que es un saber para
obrar, un saber que no pretende conocer lo que los hombres han hecho, sino, lo
que los hombres deben hacer. Lo
que Yarza sostiene es verdadero, pues la Ética, si bien juzga un acto y lo
califica moralmente como bueno y laudable, o malo y reprochable, no se toma el
papel de juzgar la conciencia del sujeto, pues son cuestiones internas en el
pensamiento y conciencia del individuo, pero si juzga el obrar como laudable o
reprobable, es para indicar lo que se debe de hacer, lo que el sujeto esta
obligado a cumplir por deber de conciencia moral, con el fin de lograr la armonía
interior en si mismo y una equilibrada y sana convivencia con sus semejantes.
Estamos
pues, ante un saber practico con fines prácticos, que busca la ayudar al hombre
en su búsqueda de la felicidad, cuyas características
exigen un método propio, que no debe ser solo teórico, pues la Ética tiene
fines prácticos, no teoréticos[3],
aunque se ayuda de la teoría para razonar sobre el bien y el fin del hombre, y
que exigen la experiencia de la vida, experiencia propia y ajena, para contar
con presupuestos fácticos y así orientar el obrar hacia el bien en la
consecución de la felicidad.
.
En la Ética a Nicómaco Aristóteles sostiene que el fin que guía a la conducta humana no es otro que la felicidad, pues el hombre no actúa si lo que persigue no lo lleva a la felicidad, lo que indica que todo hombre, así como por naturaleza desea saber, también por naturaleza desea ser feliz. Se dudaría del equilibrio psicológico, mental y emocional de un sujeto si éste dice que no desea ser feliz, pues todo ser humano quiere en esta vida ser feliz, y si tiene una visión cristiana, también querrá ser feliz, no solo en la vida terrena, también querrá llegar al cielo para ser feliz contemplando a Dios.
En la Ética a Nicómaco Aristóteles sostiene que el fin que guía a la conducta humana no es otro que la felicidad, pues el hombre no actúa si lo que persigue no lo lleva a la felicidad, lo que indica que todo hombre, así como por naturaleza desea saber, también por naturaleza desea ser feliz. Se dudaría del equilibrio psicológico, mental y emocional de un sujeto si éste dice que no desea ser feliz, pues todo ser humano quiere en esta vida ser feliz, y si tiene una visión cristiana, también querrá ser feliz, no solo en la vida terrena, también querrá llegar al cielo para ser feliz contemplando a Dios.
Si un bien guía el obrar del hombre, sostiene Aristóteles que este bien debe ser autárquico, es decir, independiente por si mismo, y que satisfaga todas las ansias del hombre, además, deberá ser estable y permanente, pues un bien que no es estable y permanente es efímero, lo que asegurará la felicidad temporal del sujeto, mas no su plenitud.
Con el fin de definir la felicidad humana, el Estagirita[4] recurre a lo mas característico del hombre: su racionalidad, con lo que busca defender desde la consideración vivencial lo que se puede constituir como último fin del hombre, que es la felicidad.
Para
alcanzar la felicidad se hace necesaria la vida virtuosa, y hablar de vida
virtuosa refiere necesariamente a la virtud. Según Aristóteles, la virtud es lo
que añade perfección a una actividad. Cristiana y teológicamente, virtud, según
la define santo Tomás de Aquino, es la facilidad de hacer el bien. Las dos
posiciones, tanto aristotélica como tomista se entrelazan perfectamente, pues
la virtud conlleva al bien, a la perfección en el buen obrar, y no se hace difícil,
pues es una predisposición para el obrar bondadoso.
Aristóteles
divide las virtudes humanas en dos tipos: las virtudes éticas o morales, que
consisten en el dominio de las tendencias e impulsos irracionales, y las virtudes dianoéticas
o intelectuales, que corresponden a
la parte racional. Las
virtudes morales se refieren a los actos
buenos y como contraposición el vicio, que es la repetición de actos malos. Aristóteles
sostiene que el hombre puede hacerse
virtuoso repitiendo actos buenos, o vicioso repitiendo actos malos. Esta
enseñanza es la base para el momento de hablar de la virtud y el vicio, pues la
doctrina católica afirma y defiende esta verdad sobre el vicio y la virtud.
Otra
enseñanza interesante, y por lo tanto valiosa, es el equilibrio al momento de
obrar humano, pues el vicio puede darse por defecto o por exceso, lo que hace
imposible la virtud moral., De ahí se deriva que cada pecado capital se de por
exceso (ej.: Lujuria) o por defecto (ej.: Ira),
y lo que indica que la vida de
virtud se determina por dos aspectos: por un lado, la objetiva bondad que
encierra la obra en si misma, y por otro lado, las circunstancias que se
refieren al sujeto, lo que conlleva a un equilibrio, y también, a un extremo,
pero que señala lo mas excelente.
La
virtud esta vinculada a la recta razón,
pues al razonar rectamente, se advierte que se debe evitar el exceso y el
defecto para alcanzar el justo medio, y la recta razón se adquiere por la prudencia, lo que indica el recto obrar
de una persona prudente.
Con
respecto a la virtud intelectual, sostiene Aristóteles que son propias de la
parte racional del alma humana, porque tiene dos funciones: conocimiento de las
cosas necesarias e inmóviles y conocimiento de lo cambiante y contingente. Así,
distingue dos tipos de razón, y para cada razón, una virtud, razón práctica,
cuya virtud es la prudencia, cualidad practica que ayuda a decidir
correctamente en vistas a obrar bien, para la razón teorética, la
sabiduría, que esta en relación con las
realidades más altas, su ejercicio continuo y su contemplación, que es la
felicidad perfecta.
En
la virtud esta presente la razón, y con
el fin de superar el intelectualismo[5] de
sus predecesores, habla de la voluntad, que al ser movida por el bien inicia el
obrar humano, el intelecto debe deliberar sobre los medios que se hacen necesarios
para alcanzar dicho bien, y a esto le sigue la elección, y para que estos pasos
sean rectos, dependen de la virtud.
Con
lo ya dicho se quiere afirmar que la voluntad
y la razón intervienen en la deliberación y elección del bien, siendo
cada quien responsable de su carácter, sus hábitos buenos o malos, porque
interviene la voluntad propia, y por lo tanto, del fin. Esta
doctrina de la voluntad no es presentada por Aristóteles de modo sistemático, pero si da a entender que
tal doctrina se haya presente a modo germinal en sus tratados de Ética.
La
filosofía aristotélica ha tenido un alcance único en la historia de la
filosofía y del mundo, pues muchas de sus enseñanzas tienen gran trascendencia
en el tiempo, al punto que muchas nociones filosóficas de Aristóteles han
ayudado a formular verdades tanto de carácter científico (filosofía de la
naturaleza), de fe (Metafísica , Teología Racional, Sagrada Teología y estudio
teologal de las virtudes), y por supuesto, filosóficas (Lógica), y Éticas, (Filosofía Moral), de lo cual se ha
hablado en este blog. El pensamiento de Aristóteles, por tanto, es un monumento
invaluable del saber levantado por un hombre, debido a sus alcances
profundos y a las inquietudes que
suscitaron a aplicar a muchas realidades cotidianas los descubrimientos
aristotélicos[6]
[1] Política- en
este caso- no refiere al sentido partidista como se entiende hoy en día. Se
refiere mas bien, a la convivencia entre ciudadanos, pues el ser humano es un
ser político, perteneciente a la polis, que en griego significa ciudad.
[2] Profesor de la
Universidad de Navarra, autor del libro Historia
de la Filosofía Antigua, del cual se han tomado los datos históricos para
la presente entrada.
[3] Teorético
refiere a contemplación. La filosofía es ante todo un saber teorético que busca
como fin la contemplación de la verdad.
[5] Con la
filosofía de Sócrates comienza lo que es el intelectualismo, de carácter grave,
pues sostiene que para obrar el bien hay que conocerlo, no conocer el bien
seria ignorancia. Así, las malas acciones quedan justificadas por el
desconocimiento del bien.
[6] Lo dicho en el
blog- aclaro- es para dar a conocer la aplicación práctica de la Ética
aristotélica, pero no para profundizar en la filosofía de Aristóteles. Se
recomiende leer para este fin a YARZA, I, Historia
de la Filosofía Antigua, Ed. Universidad de Navarra, Pamplona, España,
2000.
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